sábado, 20 de agosto de 2011

Cuando Penelope partio a la busqueda de Ulises





Erase una vez ...

una mujer llamada Penelope.

Penelope tenia un misterio y es que a cada anochecer se iba a lo alto de la torre, y se instalaba al lado de la ventana que daba frente al mar y allí pasaba noche tras noche, tejiendo y volviendo a tejer. Durante el dia procuraba llevar una vida normal, dedicándose a sus labores y al cuidado de los suyos. Se dice que durante veinte años Penelope no durmió, ya que cada noche tejía esperando a que Ulises volviese de su gran viaje. 
Era extraño, pues a pesar del tiempo que pasaba no se veía por su rostro ni por su cuerpo marcas de su paso, seguía teniendo la misma mirada inocente y melancólica y la misma tez morena. Sin embargo algo le iba creciendo en el pecho, día a día, y era la tristeza que sentía en su interior al saberse separada de Ulises y no tener noticias de él.

Una noche mientras Penelope tejía miro por la ventana y vio centellear una luz en el horizonte. Dejo la labor y salio corriendo hasta el puerto, tenia la esperanza que ese barco que llegaba desde lejos le devolviese a su Ulises. Sin embargo su decepción fue muy grande al ver que ninguno de los viajantes era su amado.
Se quedo a la orilla del mar hasta que volvió a amanecer y en ese momento decidió que seria ella quien fuese al encuentro de su destino.

Penelope esa mañana volvió a la torre, preparo su equipaje y regreso al puerto, pregunto a los marineros que estaban en el lugar que barco la llevaría hacia el Este, le indicaron el barco mas pequeño y desarrapado de los que estaban en aquel embarcadero ... trago saliva y subió en él. La escasa tripulación a penas si hablaba su idioma y el resto de pasajeros eran también extranjeros.

Se sentó en la cubierta, preguntándose como seria su viaje y si volvería a encontrar a su Ulises ...




Mademoizelle V.




miércoles, 17 de agosto de 2011

La caja de Pandora de Xing





Erase una vez ...

un chico joven, que vivía en un pueblecito con la mejor vista de la Gran muralla china de todo el valle.
Xing había nacido allí, pero algo le decía que allí no moriría... Se imaginaba que de una zancada podría aparecer del otro lado de la muralla. ¿Como seria occidente? se preguntaba. Pasaba horas observando a los turistas que paseaban por su pueblo. Vestían de manera estrafalaria, hablaban lenguas extrañas, pero lo que mas le llamaba la atención eran las pequeñas maquinas que llevaban en sus manos, las querían tanto que se las pegaban a sus mejillas,  les hablaban, se reían, lloraban con ellas ...

Xing no sabia leer pero era muy ingenioso. Su trabajo consistía en crear sistemas de regadío para los campesinos de su comunidad. Con pocos medios conseguía llevar el agua hasta los vecinos mas alejados. La fluidez del agua le dejaba perplejo. Si el fuese agua se evaporaría, se convertiría en una nube y se iría muy, muy lejos de allí, o se metería en la tierra y la atravesaría para aparecer en una fuente del otro lado del planeta.

Una tarde volvía cabizbajo de su observatorio favorito. Tropezó con algo. Era una cajita negra que consiguió atrapar antes de que cayera por las escaleras... Se quedo sin respiración, sus ojos ya no pestañeaban, el corazón le batía a mil latidos por segundo, las mejillas le ardían ... Era una de aquellas maquinitas que llevaban los turistas. Por fin tenia una en las manos! Era pequeña, fría, brillante y solo tenia dos botones, uno rojo y uno verde. Probo todas las combinaciones posibles y llego a conseguir que la caja se iluminase, pero no ocurría nada mas. Se la llevo a casa, la puso encima de la cama y espero. Esa noche no comió y tampoco consiguió conciliar el sueño. Cuando los ruidos de la montaña dejaron de sonar y los grillos de cantar la caja empezó a temblar y una melodía salio de ella. La cogió entre las manos, sonó un eco, una voz: Hola Xing, me llamo Maria, te he estoy esperando ....

Mademoizelle V.


martes, 16 de agosto de 2011

La isla sin nombre





Erase una vez ...

una isla sin nombre, la cual nadie sabia donde se situaba, el aspecto que tenia y tampoco el nombre que tenia ... Asi que cuando alguien se aventuraba a hablar de ella la nombraba, en voz baja, La isla sin nombre ... 

Los que hablaban de ella bajaban la voz, retenían el soplo, no querían que el viento siquiera transportase sus palabras, pues necesitaban que la existencia de aquella siguiera siendo misteriosa. Abrían la boca, miraban alrededor antes de hablar, para estar seguros de que nadie mas les pudiese oír. Solo unos pocos sabían de ella...

Algunos dicen que esta Isla estaba rodeada de sirenas, y que sus cantos se oían estando en la orilla del mar las noches de luna llena. Otros que tenia arenas movedizas, y otros que era el refugio de todas las personas famosas que se habían querido dar por desaparecidas ...

En realidad, mas que leyenda, era casi una maldición, pues quien supiese de su existencia querría viajar hasta ella, y que de los malaventurados en busca de aventuras que se atrevían, pocos volvían a sus casas, y los que volvían ya no se acordaban de nada ... No solo no se acordaban de lo que habían visto allí y permanecían como atrapados en un sueño sin saber volver a la realidad, sino que también se olvidaban de sus nombres ... Y como ya no sabían como se llamaban nadie les podía indicar su camino, ni quienes eran sus familiares y amigos, y como habían perdido la memoria ni ellos mismos podían pedir indicaciones ... Así que estos aventureros malaventurados se quedaban perdidos para siempre, sin saber a donde ir ni saber lo que buscan ...

Pero entonces ... entonces ¿por qué iban a La isla sin nombre ? Porque mientras escuchaban las leyendas y relatos de esta, el viento que es muy astuto y juguetón, les susurraba al mismo tiempo por la otra oreja, muy bajito, el nombre de la isla misteriosa ...

Aun hoy, a veces cuando miro algún paseante soñador que tiene cara de ausente me digo que seguramente se ha dado un paseo por La isla sin nombre.

Mademoizelle V.